domingo, 13 de diciembre de 2015

'La puta enamorada' baja el telón.



'La puta enamorada' no ha podido tener mejor fin a dos años de trabajo,esfuerzo y gran dedicación,recibiendo el gran aplauso del público malagueño que no ha dudado ni un segundo en devolver un mínimo de lo mucho que los tres actores nos dan en una hora y media.

La obra nos presenta al pintor Diego Velázquez, al que el Rey ha encargado que le pinte un cuadro de su amante, la Calderona, orden que el pintor y la modelo no aceptan de buen gusto porque es una imposición del que paga y ambos se echan en cara ser iguales, una prostituta del poder que hace lo que manda aquel que paga.
Aún así, el pintor, encuentra la forma de dar salida a su creatividad y se rebela frente a lo convencional, para conseguir una de sus obras más personales, partiendo de un encargo crea una obra maestra de la pintura, la famosa “Venus del espejo”.

Con tan sólo tres personajes: la Calderona, Lucio su criado y Diego de Velázquez,la historia se sitúa en un decorado único, el estudio del pintor.

Del drama a la comedia, obviando la tragedia, una pieza que podría encasillarse en lo clásico pero que no puede ser más contemporánea. El texto lo es. El trasfondo lo es. Los personajes, a pesar de no parecerlo, también lo son.
Cabe destacar a Eva Marciel,una Calderona de raza, apasionada, sincera, de carácter fuerte, artista, sensual, deseada, muy inteligente,una mujer 'de rompe y rasga',a la que cuesta creer rendida al amor.Traspasa y llega de lleno al espectador comenzando por sus alegrías y acabando por sus lágrimas.
La acompañan Federico Aguado,que encarna a un Velázquez aparentemente seguro,elegante y refinado al que el inesperado amor envuelve en vulnerabilidad,
y Javier Collado,que forja a Lucio,el criado de la actriz, que está enamorado desde siempre de ella y que propiciará el trío amoroso más complicado.

La tragedia que se produce debido al amor,los toques de comedia constantes,la música y la  maravillosa escenografía hacen incluir al espectador en la obra como si uno mismo padeciera cada sentimiento.
Atrapa al espectador desde el primer momento y consigue trasladarnos a la España del Rey Felipe IV.









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