En la pensión,Pepa tiene que hacer frente a las acusaciones de Benigna tras una misteriosa infección en todos los huéspedes,que, posteriormente con genio y sin ningún tipo de miedo,Pepa hace confesar al verdadero culpable,que vertió mata-ratas en el puchero y recibió las disculpas correspondientes de Benigna. En casa,Pepa intenta animar a su marido,que pierde el tiempo en casa sin hacer nada aparentemente. Cuando Eladio consigue un buen trabajo de guitarrista,Charro,jefe de la banda a la que perteneció,aparece reclamando las joyas robadas,y tras la negativa de Eladio,el temible jefe acaba rompiéndole un brazo dejándole así sin poder tocar la guitarra. El Montoya intenta engañar a su familia fingiendo haber sido robado,pero finalmente la verdad sale a la luz dejando una nueva preocupación para Pepa.
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